sábado, 14 de junio de 2008

El Principito


No respondió y dijo:
-No se ve lo que es importante...
-Seguro que no...
-Es como una flor. Si la flor que amas se encuentra en una estrella, da alegría mirar el cielo por la noche. Es como si todas las estrellas florecieran.
-Seguramente...
-Mirarás por la noche las estrellas. No sabrás exactamente cuál es la mía pues mi casa es demasiado pequeña. Pero será mejor así. Para tí mi estrella será alguna de todas ellas; te agradará mirarlas y todas serán tus amigas. Luego te haré un regalo...
Rió nuevamente.
-Ah! cómo me gusta oír tu risa!
-Precisamente, será mi regalo... será como el agua...
-No comprendo.
-Las estrellas no significan lo mismo para todas las personas. Para algunos viajantes son guías. Para otros no son más que lucecitas. para los sabios son problemas. Para mi hombre de negocios eran oro. Ninguna de esas estrellas habla. En cambio tú..., tendrás estrellas como ninguno ha tenido.
-Qué intentas decirme?
-Por las noches tú elevarás la mirada hacia el cielo. Como yo habitaré y reiré en una de ellas, será para tí como si rieran todas las estrellas. Tú poseerás estrellas que saben reír.
Volvió a reír.
-Cuando hayas encontrado consuelo (siempre se encuentra), te alegrarás por haberme conocido. Siempre seremos amigos. Sentirás el deseo de reír conmigo y abrirás tu ventana, así... por placer... y tus amigos se asombrarán al verte reír mientras miras el cielo. Les dirás: "Sí, las estrellas siempre me hacen reír". Tal vez crean que estás loco. Te habré hecho una muy mala jugada...
Volvió a reír:
-Harás de cuenta que en lugar de estrellas te he regalado puñados de cascabelitos que saben reír...
Rió nuevamente. Luego su risa se transformó en seriedad.
-Esta noche... sabes?... no llega.
-Prometo no separarme de ti.
-Va a parecer que sufro... que muero un poco. Es asi. No vengas a verlo, no vale la pena...
--No me separaré de ti ni un instante.